CAMARA SANTA DE
OVIEDO
Reliquias
sagradas que conservan el misterio de la historia de España. El año 79 fui a
venerarla un día de lluvia. Después me prosterné ante el altar sagrado
múltiples veces. Siento un pálpito especial. Ante el altar se arrodillaban
peregrinos franceses una familia. Los apóstoles de la imposta seguían
imperturbables su conversación de piedra que dura siglos. Una cháchara en éxtasis
pero con esa sonrisa inefable de la juventud, parecen misacantanos. San Pedro
con las llaves del reino. Y san Juan imbele. La imagen de san Andrés ostenta una poderosa cabeza coronada de rizos
y del aspa de su martirio. No son testas semitas o dolicocéfalas sino
braquicefalas, europeas: san mateo y san marcos parecían hermanos mielgos
desenrollando el pergamino de la escritura. Y un apóstol a otro le habla con
dulzura casi como si le contase un chiste o le hiciera una carantoña. Santo Matías
se aparece con el número 24, simbólico guarismo de los veinticuatro ancianos
del Apocalipsis. Es el calvo de la cuadrilla. Había tres cabezas decapitadas
sobre el arcosolio del pórtico y la cruz de los Ángeles era un ostensorio de
esmeraldas, togas largas, técnica de paños mojados con sus plegaduras, un
descubrimiento del arte gótico; gestos hieráticos a fe que no eran unos rudos
pescadores pero en el cuadro pervive la serenidad y la risa de Israel pido a dios
que no sea mofa.
Las
estatuas de la cámara santa de Oviedo guardan, a juicio de los expertos, cierta
preeminencia e incluso prelación a las del pórtico de la gloria son menos estáticas
que las compostelanas, dicho sean sin detrimento del gran escultor de quien
solo el nombre conocemos: maestro Mateo.
Eutrapelia
eucaristía es el sentimiento que suscita en el espectador esta visión; es el
bien sentir y bien hacer entre la humedad de los siglos este pequeño recinto
donde se dijeron misas por primera vez para honrar a la virgen Eulalia
emeritense. Esta labor de orfebrería representa un excelente trabajo. La
mandorla mística, de la cual surge la figura sedente de cristo salvador en
medio de un cerco de cabujones del díptico del obispo Gonzaga, asombra. Este es
el haz pero en la contrahaz o envés repujado destaca un calvario.
El oro
y el marfil enmarcan tales joyas lo mismo que servían de adorno a la urna de
san Julián y san Serrano hoy perdidas como la de san Vicente mártir o la de san
Eulogio y san Julián santos todos ellos románicos a la cual los muzárabes
profesaban una devoción ancestral. "Tomaron las reliquias todas las que
hubieron y fueron por Castilla y así la defendieron" (romance del Cid)
los huesos del tabernáculo y la lauda sepulcral de Leocadia, me extasío ante la
arqueta de las ágatas en torno a la cruz la rosa de los vientos una cabeza de
hombre que surge de las alas de un águila enfrentándose a un grifo fabuloso, el
cual, mirándolo, bien resulta un toro con alas.
De
cómo llegaron a Asturias esa cruz y estos exvotos es una historia que forma
parte de una peripecia tan fantástica e increíble como el viaje del cuerpo del
apóstol Jacobo a Compostela en una barca de piedra. Al cabo, en la huida de los
cristianos extremeños al norte quedaron depositados en Monsacro para su transporte
y reposo definitivo a san Salvador de Oviedo. Don Maximiliano Arboleya Martínez
deán que fue de esta catedral (sería fusilado en agosto de 1936) refiere en un opúsculo
que a raíz de la persecución de Cosroas rey persa contra los cristianos que
destruyó Jerusalén por segunda vez algunos huyeron hacia Alejandría llevando consigo la cruz del redentor. Allí
un obispo piadoso Juan el limosnero los acogió. Egipto acto seguido fue
arrasado por los árabes y de nuevo los cristianos hubieron de embarcarse hasta
Cartagena y de allá fueron traídas nadie sabe cómo hasta el Monsacro. Alfonso
II el Casto las expone por primera vez en Oviedo y manda construir la cruz de
los Ángeles 808. Fruela II 950 agrega la cruz de las calcedonias y Alfonso VI
rey de de castilla y de León manda abrir el arca santa el 13 de marzo de 1075.
Y desde entonces hasta la fecha el arca santa ha sido baluarte de nuestra fe
superviviendo a guerras fuegos inundaciones, robos, expolios, asonadas y
cuarteladas, estas reliquias guardan entre sus joyas el destino de España y
demuestran que San Salvador fue el gran foco de peregrinaciones de las
cristiandades europeas. Forma parte de nuestro testamento. Quizás tales huesos
o el polvo que queda en medio de piedras preciosas sean nuestro salvoconducto y
baluarte en la peregrinación de Asturias cuna de España por la historia.
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